El suelo es un elemento clave en la estética de una cocina, por lo que, teniendo en cuenta la cantidad de modelos y materiales que existen, elegir el pavimento de cocina que más nos conviene puede convertirse en una tarea bastante difícil.

¿Qué tipo de pavimento de cocina utilizo para mi reforma?

Si quieres reformar la cocina para conseguir un espacio estético y acogedor, sin perder de vista la funcionalidad y la practicidad, merece la pena tener en cuenta tanto el tipo de suelo como el acabado, ya que la suciedad está directamente relacionada con la porosidad del pavimento y la dimensión de las piezas. Si juegas bien tus cartas, conseguirás que tu cocina se mantenga limpia durante más tiempo.

Por ejemplo, un pavimento poroso, ya sea se piedra natural o porcelánico, es más complicado de mantener porque puede absorber las manchas rápidamente. Para cocinas modernas de mucho uso se recomiendan pavimentos sintéticos continuos como los de linóleo, aunque los de hormigón pulido o microcemento, con diferentes texturas, sirven tanto para cocinas de estética moderna como clásica. Tanto en los porcelánicos como en las maderas barnizadas se coloca una lámina superficial sobre el pavimento original para que la suciedad no traspase, aunque sí puede acumularse en las juntas del suelo porcelánico.

A la hora de ponernos a reformar la cocina es muy importante conocer los diferentes tipos de pavimentos que podemos encontrar y sus ventajas e inconvenientes.

Tipos de pavimento de cocina

  • Suelos porcelánicos rectificados: gres de pasta compacta cocida a alta temperatura y con canto recto, de gran dureza y baja porosidad. Podemos encontrarlos en tonos neutros (marfil, granito, ceniza, etc), imitando madera, pizarra, o incluso acero. Una de las tendencias actuales es crear un suelo casi continuo con piezas de gran tamaño (60x60cm, o incluso de 120x60cm).

  • La baldosa de gres tradicional ode pasta roja”: material similar al porcelánico, de gran dureza y baja capacidad de absorción, y más económico. El color es solo superficial y el formato es más pequeño (30×30 cm o 40×30 cm) con bordes biselados y cantos redondeados.
  • Laminados de madera: varias láminas pegadas y prensadas, un núcleo de fibras de madera de alta densidad, una lámina con la fotografía de la madera elegida y un acabado plastificado que le da una gran resistencia a los impactos, arañazos o quemaduras, al desgaste y a los productos de limpieza. Es la opción más recomendada si estás pensando en reformar la cocina y quieres cambiar el suelo sin hacer obra ni contratar personal. Es económico, limpio y fácil de montar, y puedes elegir entre una amplia oferta estética, capaz incluso de reproducir la textura de la veta de la madera y con acabados con bisel marcando la junta.

  • Microcemento: compuesto químico que usa como base el cemento tradicional para obtener un fino fluido de gran dureza y flexibilidad. Crea una superficie continua impermeable de unos 3mm, se adhiere a muchos tipos de superficies y reduce los escombros y los plazos de ejecución. Existe una amplia gama de tonos, aunque los más comunes son los grises. Si quieres reformar la cocina con estilo industrial, este es tu suelo.
  • Linóleo y vinilo (pvc): aunque son similares, el vinilo es un material sintético y más económico, mientras que el linóleo es un material natural hecho con aceite de linaza, harina de madera reciclada, polvo de corcho, piedra caliza, pigmentos minerales y yute. Es impermeable al agua, fácil de limpiar, antibacteriano y biodegradable, con acabados estampados simulando mármol, moteados, o colores planos.